Odelia editora es un proyecto independiente formado por 8 mujeres que desde distintas especialidades impulsamos un plan apasionante: descubrir nuevos autores y darle vida a aquellos libros que fueron olvidados. Es nuestro deseo recuperar la lectura como espacio de disfrute accesible a cada vez más lectores.
Muchos nos preguntan cómo 8 mujeres pueden ponerse de acuerdo. Y nosotras repreguntamos: ¿cómo, 8 personas pueden ponerse de acuerdo? Cuando la pasión está direccionada hacia un objetivo común, la respuesta entonces se simplifica: la convergencia es nuestra fuente.
Libros que cambian tu paisaje. Así es Odelia editora.
Edición y corrección
María Eugenia Krauss, María Belén García Vázquez y Karen Álvarez Tedin
Diseño gráfico y producción
Camila Chenlo (che.ca diseño)
Producción fotográfica
Jazmín Teijeiro
Prensa y comunicación
Jazmín Teijeiro, Yanina Giglio y María Eugenia Krauss
Distribución
Melina Arriola y Yanina Giglio
Relaciones comerciales
Elizabeth Di Benedetto, Karen Álvarez Tedin y María Belén García Vázquez
Tony Ninguno, de Andrés Montero
Crítica de Kit Maude
Los dos tomos de Las mil y una noches y un niño llegan de la mano de un misterioso árabe al Gran Circo Garmendia, y son abandonados allí. Nadie quiere ocuparse de ese niño extraño que no sabe jugar ni sonreír, y los libros cargan con una antigua maldición para quien lea todas sus páginas. Su arribo cambiará la rutina del circo: victorias y desgracias comenzarán a alternarse como siguiendo instrucciones provenientes de tiempos remotos.
Conoceremos los hechos a través de una joven trapecista que se convertirá en la narradora de las dos historias: la de su vida en el circo, empañada por el abuso y la sumisión, y la de los relatos enmarcados de Las mil y una noches, que fascinarán al público y especialmente al Tony Ninguno, cuya obsesión por Sherezade y sus historias podrá tener consecuencias irreparables.
Ambientada en el paisaje rural, la novela crea un clima de hermetismo que deja en claro quién pertenece y quién no, y los roles que ocupa cada uno en el precario equilibrio del circo familiar. Identidad, pertenencia, violencia y poder se ponen en juego en una trama que recupera elementos de la novela épica y la tradición oral, y que pone a la intertextualidad en primer plano.
Andrés Montero, que se define a sí mismo como un «cuentero», obtuvo el Premio Iberoamericano de novela Elena Poniatowska por esta fábula que deja entrever, tras bambalinas, el lado más crudo de la sociedad latinoamericana actual.
«Yo era Sherezade y no era otra cosa. La persona que representaba fuera del circo era un intertanto: era la ilusión que permitía la existencia de la verdad. El único lugar posible e imaginable era el circo. Solo dentro de la carpa se hablaba de la vida y de la muerte. Fuera de ella, lo importante era apenas sobrevivir. La gente sobrevivía y venía al circo a vivir, a vivir aunque fuera por un par de horas».