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Llegar
al vértigo, a la esquina, a la victoria,
al polvo eres y en polvo, al Paraíso,
al cruce de caminos, al altar, a la Fiesta,
al doctorado, a la cima, al horizonte,
al poder, a la sangre, a la teoría,
al sillón, a los archivos, al combate,
a las alcantarillas, al socavón -para abrazarlos-,
al pulso denodado, al Lugar, la casa propia,
a la huelga general, al analista, a horario,
al poema, al jadeo, a la armonía,
a la herida mortal, a la Plaza -a ser felices-,
al Carnaval, al infierno -son los otros-,
a tus labios, a la redención, a la derrota.
(De Los motivos ardientes, Ed. del Dock, 1997)
Foto
¡Afuera los zapatos / pies desnudos!
¡A beber en la fuente
con los desarrapados desde el alma!
¡A mojarse los pechos y los muslos/
compañeras!
Hombre grave en perfiles
siempre el mismo
y cada vez más grave
que me haga usted un huequito
en su costado izquierdo
como invisible corazón.
Vestidito floreado hubiera sido
y cabellera / se me abre la sonrisa
saluda la jornada gloriosa de soles
mi garganta.
Yo también caminé / yo fui feliz
de fiebres / de sudores
conocí el barro ritual de la alegría
y entré a la Fiesta.
¿Me llevarían en andas
montada sobre gritos y silencios?
¿Y nadie que pregunte por mi ausencia?
¿Dónde están?
¡Que ya alcanzo
a los oscuros hombres de la dicha
por su frente!
Espérenme
de a miles
en el eterno sepia de esa tarde.
(De Memoria de la hierba y otros poemas, Ediciones Ruinas Circulares, 2013)
7.
por Clara Wieck
Ella sabe de las blasfemias / de
la ira / de los espumarajos
que la mano transforma en vientos en
cristales / en la pregunta atravesando
la tiniebla
como gigante punto
de luz
Ella conoce qué hay detrás
de cada nota / de cada
inacabada profecía
Pero guarda tan solo lo que resta:
Ese esplendor
Lo esparce por el mundo
como olores / esencias
incurables
éxtasis
sustancia sublimada de la especie
19.
Como no llevaba dinero para pagar el cruce
del río, Schumann depositó en la mano del perplejo barquero su pañuelo de seda.
Matthias Henke
Por un pañuelo
blanco
de seda
pasaje a la otra orilla
en medio de la noche
entre las luces de la fiesta
No por monedas
Por un pañuelo
leve
en su seda
gravitando de sudores y lágrimas
el pasaje a la muerte
Asomado a la barca
mira su sombra
en la onda de su propio Leteo
-los candiles se alejan –
Indómito
deseo
de alcanzarse
ay Narciso enlutado Arco de hiel
hace caída o salto
zambullida inclemente
del cuerpo
fundido en su reflejo
Barquero,
¿no lo viste?
En el pañuelo blanco
de seda
iba su muerte
De Diamante de afilada pena. Por la música, pasión y vida de Robert Schumann, 1811-1856, Ediciones La Carta de Oliver, 2018)
Ballet en el Banco Patagonia
El chico de las escobas no es
como los demás / me gusta verlo
en su obstinada mudez /navegando
entre las voces de los otros (sus gritos y sus risas
metálicas, contantes y sonantes)
De guardapolvo azul él se escabulle entre el acrílico
Y qué material / aureolada de terrestres razones
es su danza
eso de andar
revolviendo por debajo entre los pies
como deshollinador equivocado de despeinada escoba
Con su atuendo de bruja
graciosa / de jugador aficionado
de golpe, en una ojeada ya
está sabiendo que lo miro/ y cómo
me esquiva con párpados de sombra
Chico de labios apretados, talla
salvaje, descomunales las pisadas/
qué aire de desconcierto, de verdad, de fracaso
triunfante
que traés con tu danza por aquí
Uno por una vas / y sin saberlo/
desnudando a todos
Cuando tocan las tres
solo yo con las palmas
enrojecidas de inaudible aplauso
voy vistiéndome de
tu invisible hermosura
Sueño eslavo
Stepán
apenas tiene un rostro
Solo un nombre sonoro
le teje en torno
un aura
Trae el paisaje de la tundra
enredado en el cuerpo
como sombra o como ángel
En oscuras barracas
levantadas
al borde de una ruta
se detiene Stepán
para ofrecerle
extrañas
frituras
equívocos sabores
de otras tierras
derramados
y espesos alcoholes
que beben
dorados como el ámbar
verdes como el ajenjo
Nada sabe ella de su corazón
Solo su nombre
la encandila
Stepán
Stepán
Stepán
vibrando en círculos en ecos
socavando la noche de la tundra
en la oquedad arborescente del sueño
Sensum
Pero el antes
del beso
celebro
cuando todas las gotas de lluvia
del mundo
detienen su caída
y se acercan los rostros
apenas presintiendo
el desgarro en la piel y
el abismo al que se asoman
las almas
cuando enmudece la lengua
y habla la sangre que se agita
justo antes
de respirar en un solo temblor
el otro aliento
de arrebatar el aire de otro cuerpo
de ser labio en el labio
“Ballet en el Banco Patagonia”, “Sueño eslavo” y “Sensum” son poemas inéditos.