DOLOR SIN MADRE
Hubo ese
tiempo
cuando el
dolor cabía
íntegra
mente en
las manos de
la madre y
era posible
creer que
dolía
menos o
acaso se
podía
partir ese
dolor como
un pan algo
reseco y
poner la
peor parte
en boca de la
madre esa
boca hecha
para tejer
la sal
modia el
runrún
que lo
llevaba a
pulso hasta
la orilla
del día.
E incluso
hubo ese
tiempo
cuando a
brumaba
ese estar de
la madre
tan plan
chando sus
provisorios
pantalones y
sin embargo con
seguía des
migajar el
dolor y como
Hansel o
Gretel lo
iba des
parra
mando
en el sendero
hacia la
casa de
ella que ya
no era la
suya.
Pero ha
llegado
al fin ese
tiempo
en que ya
no hay
frazada ni
boca o
casa capaz
de con
tener ni
un solo
gajo de este
dolor tan
suyo y tan
intransferible
como un
diente
hueco o
una uña
encarnada.
Ha llegado
el momento
en que el
dolor es su
yo indi
visible y
ancho
como ese
río inmóvil a
cuya orilla
iba tomado de
la mano de
esa madre que
ya no se con
duele de
nada ni
cose ni
cuece ni
borda
ni des
borda
porque está
ya más
allá del
dolor y
del olvido.
COCINAR CON LOS RESTOS
Para Daniel Freidemberg
Esa palabra que
en la mente
pica como un
tábano y
baja hasta
la boca y
traicionando
la intención se
hace rutina y
contamina de
fósil
–carente de
interés para
cualquiera
arqueología
posible–
la rumiación
de quien
consigo
mismo
porfía en
busca de
escritura
esa palabra que
en un rincón
relampaguea e
induce al
pensamiento a
suponer una
feliz
epifanía y que
al coronarla en
la punta de
algún verso se
deja caer
mancha de
aceite que
expande una
forma
irreparable del
fracaso
esa tan
palabra
partisana que
ataca a
la idea hasta
convencerla
tanto de
su propia
pertinencia
para súbita
mente
hacerla
explotar en
la tranquilidad del
claustro
palabra esa
que tan
presumible
mente
ubicua
inédita
herra
mienta al
sedicente
poeta se
le aparece en
sueños
y se deja
conducir hacia el
mugriento
corral
cua cua
cuaderno
rivadavia
pero que
al ser
inspeccionada por
la policía de
la insobornable
vigilia
marcha presa
esa montuna
aleve y
resbalosa que
palabra al
fin se
escapa por
entre barrotes
los de la
jaula
palabra
pulgarcito del
idioma que
se usa y se
usa y se
usa y no se
gasta pero
vuelve se
sospecha de
corrupta
valetodo y en
consecuencia
enajenada
esa cama
león
palabra trans
formada en y
disconforme de
destino su
de corre
ve y dile o
de cartero
y que después
de tanto se
preposicionar
o incluso de
se adjetivizar
y en demasía se
gerundificar
es todo lo
que al fin y al
cabo hay
lo poco que
se puede con
en este oficio
hecho de
precisamente y
nada menos que
esta desafilada
tuerta y muy
desnuda ristra de
letras anudadas por
la tradición y
el uso y el
fungoso
panteón de la
academia.
LO IMPROBABLE Y LO AJENO
Todo es
talla en
nos
otros todo
es im
propio y
a la vez
familiar o
acaso es
puma. No
vivimos más
que en la
impotencia de
pedalear el
aire entre
sollozos. No
obstante nos
empeñamos en
decir yo
yo yo
yo es
toy acá yo
sufro yo
deci
do. Cada
palabra
dicha es
la des
dicha del
mundo mal
decido y mal
versado. Somos
la incertidumbre
que absorta
hace la
plancha en
el agüita al
bies de
la des
gracia. Y
cada vez que
uno quiere
decir amor
amor a
mor tan
mío se
escucha en
cambio clara
mente como
un pasmo la
voz de un
calambur que
sus
pirando
grazna como
decía el
poeta un
lapidario y
fatal pescado
frito.
Poemas inéditos de un libro de próxima publición titulado «LO IMPROBABLE Y LO AJENO».