Todas
Tienen la mirada puesta en el horizonte
y van como bañadas por una luz dorada.
Atrás de las rocas, entre los árboles,
portando armas que relucen con la luna,
haciendo la revolución de las mujeres.
Antorchas que se funden entre ellas,
de sus pasos queda siempre
una estela prendida.
En hospitales, en castillos,
en humildes casas de provincia,
dirigiendo fundaciones extranjeras,
levantándose al alba para trabajar
recogiendo basura,
diseñando logotipos para una banda nueva,
trepando los peldaños
de un bar en madrugada:
reinas de un día y de toda la vida.
Yo voy hacia ellas igual que la piedra
que un niño arroja sobre un lago.
¡Son tan geniales, todas y cada una!
Gesto
Anoche perdí mi anillo de la suerte,
ese que tenía una cruz medio borrada,
me lo saqué y lo dejé
sobre la mesa de un bar
porque me iban a hacer
una foto de mi mano
en la que había escrito
los nombres de todos los jugadores
de un club de fútbol chileno
formado por jóvenes poetas
que se llama igual que yo,
porque así lo bautizaron:
«Garamona Internacional Fútbol Club».
¡Qué homenaje inesperado!
Y qué lindo gesto de amor.
Creo que son un gran equipo,
y yo me comprometí a alentarlos
y van terceros o cuartos
en un torneo que crearon
para competir con otros artistas.
No son grandes deportistas,
pero la vienen peleando.
Después no me acuerdo
si llamé a un camarero
o miré los dedos de una chica
que eran tan hermosos
que no necesitaban joya alguna.
Y al rato cuando volví a casa
me di cuenta de su falta
y medio que me entristecí;
no me gusta perder cosas.
Igual ya fue. Chau anillito,
adiós, besos para vos,
y saludos a tu nuevo dueño.
Cuidate mucho, mucho.
Me gustás
Sucio, bien sucio,
así me gustás más,
corriendo por el parque
con olor a todo,
y yo mirando tus pisadas
sentado en un banco
de piedra irregular.
Sucio, bien sucio,
es como me gustás,
porque te veo feliz,
atlético y olímpico.
Cierro los ojos y pienso
que vamos juntos en un barco,
surcando las mareas
de nuestros sueños más secretos.
Sucio, bien sucio,
con baba chorreándote en la cara
y el pelo mojado de rocío y sudor.
El pasto se inclina dulce
cuando pasás encima,
y venís hacia mí todo brillante,
corriendo junto a otros perros
que son tus compañeros,
temprano a la mañana
en los días llenos de sol.